Abstract
En su infancia Mohamed Chukri se ve arrastrado por la miseria, la violencia intrafamiliar, consume prostitución y se prostituye, fuma kif, trasnocha en los bares, roba y trabaja con contrabandistas. Todo ello lo narra en la novela El pan a secas (1973). En este artículo se analiza la novela en clave de esperanza/desesperanza. La novela se divide en dos: episodios de infancia (negativos, desesperanza) y de adolescencia (positivos, esperanza recuperada). Resiliencia, libertad y esperanza están íntimamente ligadas.