Abstract
Se suele pensar que la culpa procede de una transgresión a la norma o la ley. La razón universal determina a obrar conforme al deber de un sujeto replegado dentro de sí mismo. La acción que emana de la obediencia a la ley es la virtud moral del singular. Pero Hegel propone la tragedia de una oposición entre dos deberes que compelen a obrar, al mismo tiempo, de acuerdo a ellos. Sin embargo, al acatar una de las leyes se transgrede la otra. De esa manera, la virtud de seguir la ley es, al mismo tiempo, transgresión respecto de la otra ley opuesta. El destino condena a Antígona a violentar la ley de la razón, obrando, empero, conforme a su deber. La sustancia ética se rompe. ¿Cómo eludir la culpa?.