Abstract
El objetivo de esta comunicación es reflexionar sobre cómo las prácticas alimentarias de una región se transforman en un producto turístico y, más concretamente, cómo la mala alimentación del Baixo Alentejo, a menudo considerada como “no comida” aparece, a principios del siglo XXI, valorada en los restaurantes.Consideraremos el caso de Serpa, localidad conocida por las prácticas alimentarias tradicionales que aún se mantienen y la oferta de calidad en los restaurantes y como zona de atracción de turistas, principalmente portugueses y españoles, que los fines de semana cruzan la frontera para probar la comida “típica” y tradicional de la región.