Abstract

El presente artículo tiene como objetivo plantear que la obra de Jorge González –considerando en esta a su música (canciones, álbumes y colaboraciones), su iconografía (videos, portadas de discos y estética visual en general), así como su discursividad y rol público–, o lo que llamaremos su locus de enunciación, produce una síntesis de la música popular chilena. Desde el disco La voz de los 80, González permite replantear la inscripción crítica de la historia de la música popular chilena, desde los años 60 hasta el presente (de ahí su carácter de «bisagra»), pero también al producir un encuentro singular entre la tradición lírica que cimentó la Nueva Canción Chilena con el primer movimiento de pop en Chile, que se llamó La Nueva Ola (en esto consistiría la «síntesis»). No obstante, esta lectura es efecto de los acontecimientos políticos ocurridos en Chile durante la revuelta de octubre del 2019 hasta el inicio de la pandemia, donde Jorge González se elevó como ícono y algunas de sus canciones fueron coreadas e interpretadas en las masivas protestas. Finalmente, este desplazamiento constituye una importante resistencia crítica a la cultura neoliberal, que trató de borrar, desde los años 80, el pasado musical anterior.