Abstract
Es necesario considerar la ciencia como un producto histórico y cultural para poder comprender su estatus epistemológico. Frente a las posiciones relativistas que consideran que no existe la posibilidad de trascender la perspectiva de una mirada necesariamente anclada en una u otra cultura y su equipaje conceptual, sostenemos que siendo innegablemente cierto que la ciencia es también un producto cultural, es sin embargo mucho más y se erige como un saber de tipo transcultural, es decir, que trasciende los elementos locales de toda cultura y posee privilegios epistémicos que la posicionan por encima de cualquier otro tipo de conocimiento. De la mano del filósofo inglés Ernest Gellner, sostendremos que el relativismo cognitivo es falso y que esa falsedad tiene implicaciones morales.