Abstract
El problema de la manera correcta de utilizar lo artificial se ha presentado varias veces en los debates de bioética, y a menudo ha tenido que enfrentarse con un principio que siempre ha sido considerado fundamental en la ética y adoptado como criterio para evaluar la rectitud moral de las acciones humanas; es decir, el hecho de ser conformes con la naturaleza. Según este planteamiento, lo artificial es potencialmente malo, mientras que lo natural siempre es bueno. La tensión entre estos dos polos se encuentra, por ejemplo, en los debates acerca de la procreación médicamente asistida, pero emerge también en las discusiones acerca de la ética del medioambiente, de la roboética, o en los debates sobre el transhumanismo. El propósito de este artículo no se limita a tratar de mitigar el conflicto entre lo natural y lo artificial, sino que pretende afirmar que lo artificial es una parte legítima de lo natural, en cuanto que es expresión específica de la naturaleza humana. Como ejemplo de la aplicación de esta tesis se discute el tema de la procreación médicamente asistida, demostrando que la eliminación de la objeción de artificialidad no resuelve otros problemas bioéticos en este campo, pero sí permite analizarlos con mayor claridad.