Abstract
Tanto Platón, Aristóteles y Cicerón ven en la retórica una conexión con las emociones. La retórica clásica es persuasión y aquél que domine el rango de disposiciones humanas puede adecuar su discurso para lograr su cometido. Es por ello que para estos tres autores el ámbito de las emociones tiene gran importancia. Para Platón, la retórica es psicagogía (_Fedro_ 271d), es la dirección de las almas por medio de las palabras. Luego, para Aristóteles, la retórica consta de tres elementos: _ethos, logos _y _pathos _(_Ret. _1356a). Cada una de ellas versa sobre la relación entre el orador y el oyente: ¿qué debe hacer el orador para mover a quién escucha? Finalmente, con Cicerón el orador se transforma en un verdadero estratega, perfeccionando “las armas” de las que se servirá para cada discurso. El objetivo de este escrito es mostrar como la retórica es una forma de manipulación. Para ello hay que partir de la base, amparada por Aristóteles, de que las emociones influencian nuestros juicios (_Ret. _1377b30) y a partir de ello, con los tres autores mencionados, mostraré como el saber de la retórica, las emociones y la manipulación están estrechamente relacionados. _Palabras clave: _retórica, discurso, manipulación, emociones, juicio.